25 May 2009

“Al pensar ahora en ese momento, me tienta utilizar el lenguaje tradicional del amor. Deseo hablar con metáforas de calor, de fuego, de barreras que se derriten ante pasiones irresistibles. Soy conciente de lo ampulosos que pueden sonar estos términos, pero al final creo que son exactos. Todo había cambiado para mi, y palabras que nunca había comprendido, súbitamente empezaron a tener sentido. Aquello fue una revelación y cuando finalmente tuve tiempo de absorberla, me pregunté cómo había podido vivir tanto tiempo sin aprender aquella sencilla verdad.”

- Paul Auster

23 May 2009

No te salves

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

- Mario Benedetti

Ésto es, obviously, en el marco de que Benedetti se murió

21 May 2009

El Señor

Muy esporádicamente me paro en el McDonald´s que está a dos cuadras de aquí para ordenarme un fabuloso combo de comida chatarra a un precio y velocidad aceptables para las 2 de la tarde, muy a pesar de que los McDonald’s me hacen sentir tonta: con sus charolas brillantes y mesas tan plastificadas como la comida, donde uno nunca cabe bien y no se está agusto. Cuando busco con la mirada un lugar donde sentarme, siempre me tropiezo con un señor de poco pelo, lentes de diseñador (para el adulto contemporáneo), pantalón de gabardina y camisas de manga corta, que se sienta en la misma mesa justo entre la sección de niños y la de grandes. Suficientemente lejos de los juegos como para que los niños no le molesten, y suficientemente lejos también de las filas y las conversaciones de adolescentes y adultos que da la impresión de que juzga sosas.

Apretando con una mano un vaso grande de café, como para evitar que se le escape y con una Mont Blanc en la otra se sienta a resolver los crucigramas del periódico del día. No lo he visto nunca dar un sorbo a su café, ni levantar la mirada del periódico y tampoco lo he visto preguntar a nadie acerca de alguna palabra de origen árabe, de 6 letras que nombra a un almacén o depósito de agua. No conozco su voz. Cuando yo llego lo encuentro ya instalado y siempre me voy antes que él.

Ayer me senté en la mesa de al lado. Por mera curiosidad. Después de acomodar una palabra en sus cuadritos, levantó la mirada y dejó que se le perdiera en la calle, a través de la ventana; tristísima. Suspiró y volvió al crucigrama.

Se me ocurrió que con la rotación de personal que hay en los McDonald’s, si el señor decidiera un día ya no hacer sus crucigramas ahí, si de repente le gustara más el Italian Coffee de la otra esquina o si se muriera, muy pocos recordarían al personaje solitario que todos los días se sentaba en la misma mesa. Con mi mala memoria y las pocas veces que me paro yo por ahí, probablemente me sucedería lo mismo.

Seguramente es por eso que le escribo un texto, que no hará más triste su mirada ni le sacará una sonrisa, porque nunca lo leerá.

13 May 2009

DF II

Título alternativo: "Había olvidado cuánto odio el DF"

Hace mucho tiempo que mis visitas al DF eran todo restaurantitos de Polanco y bares de la Condesa, y en aquella época me agradaba pensar en un par de días de visita allá. Después cambian las cosas y tal; y ahora yo tengo intentos de vacaciones suicidas a la primera provocación de más de un día libre de trabajo consecutivo, así que me fuí al DF. A sufrir, básicamente, que no creo que se pueda hacer otra cosa allá, y es que de verdad todo es tan feo, que no entiendo como logra tanta gente vivir ahí. Además no han mejorado ni poquito desde la última vez que fuí: la ciudad sigue siendo mayormente horrenda y sucia, el cielo sigue siendo super gris y con toda la densidad poblacional que tienen, la taza de hombres guapos es una burla. Entre tanta gente tendría que haber miles de guapos. ¿Dónde están? Nunca los ví. El metro sigue siendo una pesadilla móvil y el tiempo que te tardas en llegar a cualquier lado es absurdamente mayor al que estás en el lado al que tenías que llegar.

Ésta vez además fuí a comer caldo de gallina a la UNAM y fué lo único que me gustó de la UNAM. Y luego decidimos que la mejor idea de como pasar el día era pedir instrucciones a los chilangos para que nos hicieran llegar siempre a lugares a los que no queríamos/necesitábamos llegar. Yo quería comprar un regalo de prestigio, ya saben, para que no cupiera duda de que había estado en el DF y encontré el mejor lugar (yo solita, sin indicaciones engañosas de ningún chilango)

Obviamente, me bastaba con que los regalos fueran la mitad de prestigiosos que el letrero.

Luego pensé que quizá los regalos no me cabían en la maleta, y también dí con el lugar ideal. Ah, éstos chilangos de verdad lo preveén todo. Hasta los nada chistosos juegos de palabras.

Si luego uno tiene antojo de pelucas feas, en maniquíes (¿Se llaman maniquíes aunque nomás sea la cabeza?) que dan miedo, también se pueden conseguir. No sin antes vagabundear sin sentido gracias a super erróneas indicaciones.

Entré también a un lugar que hubiera sido el paraíso. Hace unos 7 u 8 años, cuando recién descubría bazares y compraba cosas que creía baratas aunque no lo eran tanto. Hoy éstos lugares son básicamente sinónimo de cansancio.

Lo único bueno es que tienen muchos libros de la muy-difícil-de-conseguir editorial Alfaragua.
Ésta editorial entrega un premio Alfaragua cada año, y le publica a muy conocidos autores como Cralos Fnuetse, Jvaier Mraisa y Jeso Samarago... por mencionar sólo algunos.


En uno de los muchos trayectos, una de mis mejores amigas (bien leonesa pero que no quiere aceptarlo porque ahora vive en Guadalajara y dice que ama el DF) y yo discutíamos acerca de lo horrendo que es el DF y su argumento era que el DF tenía "algo" que no tenían otras ciudades. Y le doy toda la razón. Hay algo ahí que no hay en otras ciudades... y en todas las otras ciudades, del mundo y no sólo de México, hay siempre algo que no hay en el DF. Que la capital del país tenga tanta gente y por ende mucha más oferta de "cosas que hacer" no significa en lo más mínimo que sea un hermoso lugar. Significará simplemente que es un lugar con más cosas que hacer, pero siempre menos tiempo de hacerlas. Me caga por eso que se me piense como pueblerina, simplemente porque no acepto que vivir en las condiciones horribles en las que se vive ahí, sea un estándar chido.


Y ya.


Bueno, independiente a mi ira contra la capital, la gente que he conocido es chida (dejando de lado lo chilango). Podría argumentar que por la densidad poblacional, claro que tendría que toparme con alguien chido... pero no lo haré. Lo es y ya.





Dejo, para cerrar, una bonita imagen; porque yo soy así de bonita persona.