13 May 2009

DF II

Título alternativo: "Había olvidado cuánto odio el DF"

Hace mucho tiempo que mis visitas al DF eran todo restaurantitos de Polanco y bares de la Condesa, y en aquella época me agradaba pensar en un par de días de visita allá. Después cambian las cosas y tal; y ahora yo tengo intentos de vacaciones suicidas a la primera provocación de más de un día libre de trabajo consecutivo, así que me fuí al DF. A sufrir, básicamente, que no creo que se pueda hacer otra cosa allá, y es que de verdad todo es tan feo, que no entiendo como logra tanta gente vivir ahí. Además no han mejorado ni poquito desde la última vez que fuí: la ciudad sigue siendo mayormente horrenda y sucia, el cielo sigue siendo super gris y con toda la densidad poblacional que tienen, la taza de hombres guapos es una burla. Entre tanta gente tendría que haber miles de guapos. ¿Dónde están? Nunca los ví. El metro sigue siendo una pesadilla móvil y el tiempo que te tardas en llegar a cualquier lado es absurdamente mayor al que estás en el lado al que tenías que llegar.

Ésta vez además fuí a comer caldo de gallina a la UNAM y fué lo único que me gustó de la UNAM. Y luego decidimos que la mejor idea de como pasar el día era pedir instrucciones a los chilangos para que nos hicieran llegar siempre a lugares a los que no queríamos/necesitábamos llegar. Yo quería comprar un regalo de prestigio, ya saben, para que no cupiera duda de que había estado en el DF y encontré el mejor lugar (yo solita, sin indicaciones engañosas de ningún chilango)

Obviamente, me bastaba con que los regalos fueran la mitad de prestigiosos que el letrero.

Luego pensé que quizá los regalos no me cabían en la maleta, y también dí con el lugar ideal. Ah, éstos chilangos de verdad lo preveén todo. Hasta los nada chistosos juegos de palabras.

Si luego uno tiene antojo de pelucas feas, en maniquíes (¿Se llaman maniquíes aunque nomás sea la cabeza?) que dan miedo, también se pueden conseguir. No sin antes vagabundear sin sentido gracias a super erróneas indicaciones.

Entré también a un lugar que hubiera sido el paraíso. Hace unos 7 u 8 años, cuando recién descubría bazares y compraba cosas que creía baratas aunque no lo eran tanto. Hoy éstos lugares son básicamente sinónimo de cansancio.

Lo único bueno es que tienen muchos libros de la muy-difícil-de-conseguir editorial Alfaragua.
Ésta editorial entrega un premio Alfaragua cada año, y le publica a muy conocidos autores como Cralos Fnuetse, Jvaier Mraisa y Jeso Samarago... por mencionar sólo algunos.


En uno de los muchos trayectos, una de mis mejores amigas (bien leonesa pero que no quiere aceptarlo porque ahora vive en Guadalajara y dice que ama el DF) y yo discutíamos acerca de lo horrendo que es el DF y su argumento era que el DF tenía "algo" que no tenían otras ciudades. Y le doy toda la razón. Hay algo ahí que no hay en otras ciudades... y en todas las otras ciudades, del mundo y no sólo de México, hay siempre algo que no hay en el DF. Que la capital del país tenga tanta gente y por ende mucha más oferta de "cosas que hacer" no significa en lo más mínimo que sea un hermoso lugar. Significará simplemente que es un lugar con más cosas que hacer, pero siempre menos tiempo de hacerlas. Me caga por eso que se me piense como pueblerina, simplemente porque no acepto que vivir en las condiciones horribles en las que se vive ahí, sea un estándar chido.


Y ya.


Bueno, independiente a mi ira contra la capital, la gente que he conocido es chida (dejando de lado lo chilango). Podría argumentar que por la densidad poblacional, claro que tendría que toparme con alguien chido... pero no lo haré. Lo es y ya.





Dejo, para cerrar, una bonita imagen; porque yo soy así de bonita persona.

2 comments:

Pistorius said...

Llegué desde twitter buscando boobies impresionantes y no las encueeeentroooo!!!

FilthDirt said...

Jajaja, no las verás aquí... Solo las presento en vivo

A veces.