20 February 2008

La jerarquía del clip

Hace rato, pasó la recepcionista a mi lugar a chismear y todo eso normal de las oficinas y me dijo que si le ayudaba a sacar todo de la oficina del jefe, porque iban a cambiar los muebles por otros nuevos. El jefe creo que está en el DF, así que era más fácil ahorita para no estar molestando cuando sí estuviera.

Como no tenía muchas ganas de pelearme con mis montones de archivos en PDF, mejor fuí a ayudarle; había que sacar todos los libros del librero, todos los papeles de los archiveros, descolgar todos los cuadros, desconectar lo desconectable, llevarse todos los calendarios y los papelitos varios y acomodarlos neatly en cajitas para que después, ya que lleguen los muebles nuevos podamos (o puedan, que sé yo, no tengo vocación de acomodadora de papeles) ponerlo todo de regreso como estaba. Los muebles que salieron después se los repartieron todos los demás de la oficina, aquello era casi una subasta, y todos se estaban peleando por una credenza (¿quién inventó ese nombre para un mueble?) y la llevaban y traían junto con unos silloncitos y archiveros y demás mobiliario de oficina.

Lo interesante no es eso, sino que cuando estabamos sacando las cosas de los cajones nos topamos con las maravillas ocultas de tu jefe que quizá nunca de otro modo se puedan descubrir. En un cajón había un montonón de bolsitas ziploc, porque no sabíamos que al jefe su esposa le manda sandwiches todos los días y no se va al comedorsito, no, todos tenemos casi prohibido comer en nuestro lugar (aunque casi no hacemos caso de eso) y el se embute sandwiches todos los días y para que nadie lo descubra, en lugar de tirar las bolsitas a la basura, las deja todas en un cajón. En otro cajón había una o dos uñas. ¡Uñas! ¡Guácala!. Un cajón tenía un carrito de juguete y una pistola que dispara ligas, y ahora no puedo dejar de pensar que mientras el jefe espera los lunes a que empiecen las juntas de consejo, se la pasa viendo si le atina al reloj de la pared con una liga disparada desde una linda pistolita de plástico verde barato. Otro cajón estaba lleno de las plumas con el logo del trabajo, que luego no aparecían para las juntas; había también como un millón de clips regados. No creo que nadie más en la oficina tenga tantos clips, menos aventados así en un cajón. Lo que explicaría también porqué yo no tengo ni uno solo; porque en mi lugar de trabajo, la importancia en el organigrama se mide en base a la cantidad de clips que puedas almacenar desordenadamente en un cajón.

Hace rato el jefe se conectó al messenger y pues le echamos carrilla; poquita y super respetuosa. Es carrilla donde hablamos de usted (de hecho es raro eso, pero mi jefe es la onda, la verdad), y ya, le dió mucha risa y dijo que los juguetes eran de su niño, que luego va a la oficina, y que los clips eran resultado de toda una vida de acopio.

Bueno lo de los clips se lo creo... pero a su niño no lo he visto en la oficina como desde noviembre.

Además me gusta más la imagen de mi jefe con un carrito de juguete en la mano.

3 comments:

Unknown said...

Gab gab gab, todos guardamos siempre pequeños secretos, y dijo pequeños por que uno no los vigila fieramente, y en el momento menos indicado, pueden ser observados por cualquier persona que por alguna equivocación revise tus cosas; secretos que si bien no son íntimos, nos dicen “algo” de la personalidad y más aun de las costumbres de la persona que no se ven a simple vista, por ejemplo, yo al terminar de leer tu blog, me puse a pensar esto y revise en mi mochila y mira lo que encontré: un rastrillo, un vasito de uniself con galletas de la ibero “grati-robadas” y un lápiz bien feo que no se de donde salio.

Y tu Gab Gab Gab que cosillas guardas en aquella bolsa, o en los rincones de tu cuarto, o bajo la cama.

Un besote gab te quiero mucho y espero que ya estés mejor

FilthDirt said...

Uy, a ver, dejame checar (nomás porque ahorita no ando toda high en antigripales y ya se me quitó el sueño)...
Ps traigo cosas normales, libretas, agenda, papeles, mi cámara con fotos del tempranero pastel de Luis, mi cajetilla pródiga que no me voy a poder fumar, snif, lentes oscuros, lentes normales, dinero, lápices, plumas y el estuche que tiene a Hijo Pródigo y a Sangoloteo... papelitos, tickets, la basura de la barra de Special K de en la mañana y basura de chicles. Bueno y un montón de sobrecitos de canderel (por aquello del café grati-robado)

Ves? yo si soy muy normal, si dejas de lado el tamaño de la bolsa donde además también cabe la lap, los audífonos y los libros que saco masivamente de la biblioteca, jajaja,

FilthDirt said...

Ahh y bueno abajo de mi cama no hay nada... porque no puede haber nada.

Fuera de eso todo mi cuarto es como un rincón gigante.

Vale, mi queridísimo Rey de Copas, alias, Rey Stephen Foster; un abrazo bien grande, y un beso mocoso.