30 March 2010

Niñerías

Casi eramos niños cuando creí que estaríamos juntos cuando menos el tiempo que estuvieramos vivos, a pesar de que nunca sucedió. Uno cree esas cosas, a veces. Es un juego. Es un sueño. Se sueña porque con algo se tiene que soñar y es así. No daña a nadie, es lindo, hace sonreir.

Después de tiempo, cuando regresé y abrí la puerta me ví a mi misma soñando. Me regañé, por estúpida, por desperdiciar el alma y esperar un porsiempre que no iba a llegar. Me mandé al rincón a pensar en lo que había hecho e intenté castigarme sin dinero y sin salidas pero qué se le va a hacer, no soy tan dura conmigo misma. Además soy necia, los castigos no me hacen entender; evidentemente eso no funcionó.

Intenté entonces castigarte, niño malo, por no entregar un porsiempre decente. Escrito sobre el renglón, con la fecha en cada plana, dibujado sin salirse de la rayita, de cien palabras sobre lo que habías hecho en las vacaciones; con adjetivos, adverbios y conjugado en futuro. Pero se me había acabado la fuerza intentando castigarme y lo pasé por alto. O eso creí.

Luego vi que todo mundo decía que los castigos no funcionan y se me ocurrió hablarlo.

- Eres tonta - me dijo la voz aniñada de mí misma.

- ¿Soy?¿Más que tú?

- Porsiempre llegó - dijo, ignorando que me acababa de insultar y que yo pretendía que no me importaba- ¿no lo viste? estuvo todo el tiempo.

- Si, debo ser tonta entonces, porque no lo ví. - Le contesté con ironía.

- Es que se arregla diferente hace tiempo. Igual no se ve tan lindo; ahora va de lamismamierda. Es normal que no lo hayas reconocido - me dijo con condescendencia, haciendo cara de que lo sabía todo, la mocosa impertinente.

Pero ahí me quedé callada. Malditos niños que tienen la razón.

No comments: