20 August 2008

Los hombres y el absurdo I

Hubo un tiempo feliz en el que yo me dedicaba a salir masivamente con hombres. Llegué a salir con tres el mismo día y a sostener las mismas pláticas aburridas con cada uno, y lograba con los mismos comentarios parecer, oh, tan espontánea. Una época radiante de hombres que significaban poco menos que nada para mí, de los que no esperaba más que una cerveza o un café, y cualquier cosa más allá de eso – un chico listo, una buena plática - era un extra. Tenía entonces una técnica casi pavloviana, descubierta por ensayo y error, y sabía lo que dirían ante un determinado comentario mío, el modo en el que me sonreirían y las direcciones que las miradas podrían tomar. Evidentemente yo creí entonces que lo sabía todo de hombres. Después sucedió algo… bueno, me enamoré como un becerro, fue lo que sucedió y descubrí entonces que no sólo no entendía nada de hombres en general, sino que tampoco entendía nada del hombre particular del que me enamoré, y que todo eso de que son más simples y sensishos que las mujeres son patrañas. Los hombres son horrendamente complicados; claro que nunca lo aceptarán, porque todo es parte de una conspiración para confundir mis ya obsoletos conocimientos acerca de los hombres. Jah. Bueno no por eso, pero no lo aceptarán porque quizá de verdad no se dan cuenta de lo complicados que son.

De hecho durante mucho tiempo creí que yo era como un hombre* (mentalmente, obvio, no del físico) porque tiendo a ser muy simplota con lo que quiero y lo que no. Pero, no sé, como que uno se enamora y termina siendo una maraña, así que al final descubrí que no sé ya ni como soy porque creía que era como un hombre, pero los hombres no son lo que creía, ni yo soy lo que creía; y cuando caí en la cuenta de todo esto ya había pasado un montón de tiempo en el que mi práctica, mi estudiado método ya se había atrasado en las actualizaciones, así que tampoco los hombres que no me importaban eran lo que yo creía, decían cosas que no les creía y bueno, mi escasa fé en la humanidad (y específicamente en esos seres con pene) un poco se descompuso permanentemente.

Ahora sé que probablemente no los entienda nunca, y haber ya racionalizado todo eso me sirve para un carajo porque los hombres siguen siendo, desgraciadamente, tan asquerosamente necesarios… Osh. Estúpidos y sensuales hombres. Me he estado actualizando últimamente en eso de los hombres, lo que es quizá una tarea inútil porque no parece tener mucho sentido actualizarse en algo que de entrada no se comprende, pero bueno, los hombres son de hecho tan absurdos que ya que más da lo que haga.

Vengan de nuevo los días felices.









*Eso explicaría también mi irracional adicción a lalola

2 comments:

finísima persona said...

jajaja

pene

FilthDirt said...

jojojo
jijiji