28 September 2006

De cajuelas llenas.

Si el tiempo que perdemos pudiera regresarse a nosotros y pegarnos en la cara, es mi humilde suposición que muchos de nosotros estaríamos ya deformes el día de hoy.

Perdemos tanto sin darnos cuenta de nada.

De repente la vida puede caber en la cajuela de un Chevy. De repente puede dejar de ser como la habíamos conocido siempre, como la habíamos planeado a corto plazo. Un día puedes levantarte y vivir dentro de la nostalgia futura que creíste nunca tener; el día anterior pudiste haber despertado en el piso, apestando a axila y sin poder bañarte. De repente un desayuno en Antares y compras en Bershka se tienen en el transcurso del mismo día y unos cuantos días antes Whoppers de 15 pesos era un lujo. Hace unas semanas tenías lavadora y ahora todo se lava a mano, y tu ropa y tus cosas se veían diferentes, casi tanto como tú mismo te veías diferente porque no te habías tenido que preocupar de tanto, porque siempre hay cosas que se han estado dando gratis y no nos damos cuenta. Y el tiempo no alcanza y el sueño nunca es suficiente, aunque sueñes que puedes volar, o nadar en gelatina tibia.

De repente la vida es pequeña y extraña. Y cansada. De repente todo lo puedes medir con el tamaño de tu cajuela. De repente la vida es finalmente tranquila.



1 comment:

Anonymous said...

Esto suena sencillo y vano cuando no conocemos la verdadera historia; algo por lo que jamás imaginariamos pasar, algo con lo que soñamos sin contemplar la realidad; "Responsabilidad" es lo que ayudará a enfrentar las adversidades.