30 April 2010

"No pocas veces encontraba Kien, en calles o librerías, gente bárbara que lo dejaba de una pieza con declaraciones de índole personal y humana. Para borrar impresiones que no avalasen su desprecio por la masa, efectuaba en esos casos un pequeño cálculo. ¿Cuántas palabras articulará este individuo al día? Como mínimo diez mil, de las que sólo tres tendrán sentido. Son las que por casualidad, yo he oído. Basta con verle la cara para adivinar los cientos de miles de palabras que afluyen diariamente a su cerebro, las que piensa y no pronuncia: una sandez detrás de otra. Por suerte no las oímos."

- Elias Canetti

19 April 2010

Pedacera

Hay partes de mí por todos lados. Algunas las veo y las reconozco, pero la mayor parte andan rodando por ahí, se atoran en las esquinas, se enredan con las pelusas y el cabello que se me cae, se escapan por las rendijas de las ventanas, se me van con el polvo cuando barro mi casa (eventualmente barro mi casa).

No las traigo puestas todas estas partes de mí, porque son cosas o lugares; quizá sólo existen en otras personas, sólo se ven con la luz de cierta hora del día, o son pensamientos y a veces da flojera cargarlas, así que se quedan ahí, para que me las encuentre luego. Pero no siempre las vuelvo a encontrar. Muchas huyeron de mí o se las llevó alguien; me toma mucho tiempo darme cuenta que ya no las tengo, porque estoy revuelta y no se notan los huecos.

Trato siempre de registrarlas. Me volví maniática. Pero no sirve de nada, sigo perdiendo partes de mí todo el tiempo.

09 April 2010

Sayulita II

He viajado mucho. Lo digo sin afán presuntuoso. He viajado casi nada en comparación con tanta gente, y aún así siento que he viajado mucho.

Viajé de huida, de olvido, de distracción. Lo he hecho intencionalmente, con planes preparados, presupuestos anchos y estrechos. Por corto impulso y quizá sólo para disfrutar el trayecto; he viajado siendo una tonta y pretendiendo tontamente que soy una viajera experta. Viajé en temporadas altas y bajas. En fines de semana cualquiera. En puentes institucionales. Caminé sola por algún país desconocido, caminé con alguien a quien amaba, caminé con amigos, con familia; en lugares donde te sirve conocer idiomas y en lugares donde sólo sirven las sonrisas, y donde estuve fui siempre bien recibida, aunque la gente no es maravillosa en general -la gente es gente- siempre me dieron algo memorable, algo hermoso.

A los lugares no se vuelve nunca. A veces uno no quiere regresar; habrá sido un viaje demasiado bueno para superar, demasiado malo para repetir, muy poco importante como para ponerlo en punto de comparación. Otras veces uno vuelve, como esa vieja idea de quien no se baña jamás en el mismo río -que en todas las culturas es la imagen del transcurso- cuando todo se volvió otro.

Yo volví al Sayulita físico al que hace casi un año fui. Traje tanto de regreso que no cabíamos en el auto.