13 July 2010

Extranjerismos

No frecuentemente logramos vernos con los ojos del otro, de ese que no pertenece y casi siempre está de paso. El que habla diferente, no entiende cosas, no conoce sabores y las frases cotidianas le hacen gracia; no son cotidianas para él. Nos damos cuenta de lo que sí somos, por todo eso que el otro no es, aprendemos un poco a entender las cosas desde fuera de nosotros. Y qué se le va a hacer, nos encanta vernos con los ojos del otro que están siempre llenos de novedad.

Yo tuve durante mucho tiempo la comezón de enseñarle ese mundo todo a un otro particular. Por practicar mentalmente me hice a la idea de ser la forastera y me gustaba. Finalmente llegó alguien a quien mostrarle lo propio con cara de extranjera. Era otro otro, no el que yo esperé ni el que quise incluir en mi vida de todos los días. No mejor ni peor. Otro.

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