29 January 2010

Ya no odio la feria [(tanto) creo]

El año pasado estuve haciendo cosas, escuchando música y yendo a lugares que en algún momento de mi vida odié y por algún extraño motivo pude encontrarle la chistosidad (¿chistosismo?) y generalmente me la pasé bien. Hasta que la semana pasada me dijeron "Vamos a la Feria" y titubeé así, muchísimo. Y luego fuí: ví muchos animalitos y me subí a uno de esos juegos en los que pagas por un par de minutos de sufrimiento, compré triquecitos varios y me comí unos de esos huaraches que a todo mundo le hacen daño menos a mí y a mi casi inexpugnable aparato digestivo. Es que soy bien cultural, yo.

Y bueno, la Feria sigue teniendo todo lo que odio: congestionamiento vial, multitud apestosa y empujona, olor a fritanga, niños chillones a cada paso, coca light a precios estratosféricos y n-mil etcéteras, pero ese día yo andaba de buenitas y con gente linda y todo estuvo bien.

Tiro al blaco (sin n) sport (sin nada deportivo)

Descubrí donde estaban todos los ponies que nunca tuve en mi infancia; bien aburridos amarrados en un carrusel de carne y hueso. Cositos.

Restricción más extraña del mundo

Vaquitas que se aman y se miran a los ojos. Vargas Llosa decía que enamorarse como un becerro es el único modo válido de enamorarse. Seguro también anduvo en la Feria.

¿Habrá toros pelichivo? ¿Gatos peliperro? ¿Caballos pelivaca?

Ahora; yo nunca he ido al muy famoso Palenque de la Feria... ¿Ya va siendo tiempo, o me espero a ver si el siguiente año ando más de buenitas?

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