31 December 2009

Mas/carita

Mientras todos ustedes, cuachalotes, se dedican a rascarse la panza, yo si he tenido que ir a trabajar. Lo bueno es que como en general el mundo entero anda cuachaloteando por ahí, tengo muy poco que hacer, así que hice un videíto de feliz-año-nuevo.

Bueno, no es de feliz-año-nuevo, ni lo hice para ustedes, pero está bonito y proviene de mi mundo muy aparte: el efímero reino de las crayolas color carnita y el resis rebajado con agua.

Y bueno, si: ¡Feliz 2010!

29 December 2009

Caballerosa

Manejando de regreso del trabajo ví a un chico en el acotamiento de una vía rápida. Estaba parado junto a su moto a la que se le había salido una llanta, con una cara de desolación que se alcanzaba a ver sólo de ladito; era un chico lindo, con chinos oscuros en la cabeza y una de esas chamarras que siempre quise tener, pero que nunca me compré porque eran muy-de-hombre.

Pensé detenerme, preguntarle si estaba mas o menos bien (visto que, en definitiva, no estaba todo bien), si lo llevaba a algún lado. Se le haría raro, finalmente no son las mujeres las que suelen hacer ese tipo de cosas, y le podría haber sacado de encima la extrañeza diciendo que no se preocupara, que yo realmente vagaba por las calles en busca de damiselos en aprietos, esperando que algún día encontraría uno lindo como él, que a cambio de la ayuda, pagaría unas rondas de cervezas. Nos reiríamos de toda esa tontería y se daría cuenta de que sólo soy chistosilla, y sólo me aproveché de la situación.

Un modo peliculesco de conocer a alguien. Y como al final todos, aún involuntariamente, hemos visto más comedias románticas de las que cualquier loquero recomendaría, nos quedaríamos enganchados. Nos enganchamos siempre a las historias de novela, de película. Así nos hemos ido condicionando, porque en la realidad no hay malos tan malos, ni amores que trascienden todas las fronteras, ni finales felices porque al final de la vida queda sólo la muerte y tampoco nos entendemos con la muerte en términos de felicidad. Sin nuestra ficción nos queda sólo la vida. Sólo nos quedaría la realidad.

Realidad.

En una vía rápida no puedes frenarte a ayudar extraños. Todo ésto se me ocurrió mientras manejaba sin pausa de ningún tipo, cuando ya estaba varios cientos de metros lejos del chico, al que debo haber visto sólo por tres o cuatro segundos y lo mejor que pude hacer con ese instante de realidad no fué ni siquiera una película.





¿Si vuelvo a pasar ahora mismo, el chico seguirá ahí?

23 December 2009

"Esperando encontrarla estuve en las calles más tiempo que de costumbre, y cada día que pasaba su rostro se me iba difuminando más o confundiendo con otros, como suele suceder con las cosas que uno quiere recordar y se empeña en recordar, con todas aquellas imágenes ante las que la memoria no se muestra respetuosa (es decir, pasiva). No es de extrañar, así, que hoy no vea ninguno de sus rasgos -es un cuadro inacabado, con volúmenes trazados pero no pintados, los colores decididos pero sólo en su mancha- pese a haberla visto con certeza."

- Javier Marías

22 December 2009

Guadalajara IV

Extraño mucho Buenos Aires, de un modo que podría considerarse bastante tonto, porque ni siquiera estuve tanto-tanto tiempo allá, así que viajo casi nomás por la sensación del viaje. Luego, gratamente, me dí cuenta que a pesar pensarlo al inicio como viajar por viajar, regresas enriquecida (y adolorida de todos lados). Son las personas las que te hacen sentir todo eso, no me cabe duda.

Bueno si me cabría, porque soy muy alta y así. Sólo no quiero que la haya.


07 December 2009

Buenos Aires

Después de sobrevivir a la chamuya porteña con daños menores, ésto es lo que de mis recuerdos (que por ahora son mucho más amplios e infinitamente felices, ya después, muy a mi pesar, se me irán desdibujando un poco) me digno a mostrar, sólo porque ando de generosa y así; aunque es mentiroso todo ésto, los mejores recuerdos tienen mucho más que ver con las personas. Casi nada con la foto bonita.

Escuché por ahí que los escritores realmente escriben para tener aquello que en la realidad no lograrán conseguir jamás. Leemos literatura por los mismos motivos, porque la literatura aumenta nuestras vidas y sobre todo llena los vacíos que con el tiempo vamos dejando que crezcan en ellas. Pensé al escucharlo que quizá yo viajo por eso: para escapar de la vida chiquita que nos vamos haciendo todos sin querer, para sólo descubrir que yo misma, que mis problemas, mis amores, mi jefa-loca-malaonda, pueden ser (y son) todo minucias en comparación con el tamaño del mundo; que nada realmente importa tanto.