14 March 2011

Disclaimer: Post con alto nivel de patetismo

He llorado muchísimo; hasta el punto en el que honestamente me pregunté si los ojos no se descomponen o se secan o se te llegan a salir.

Lloré hasta que me dolió la cabeza, hasta que tuve que voltear la almohada para no empaparme la cara y hasta que me quedé dormida, exhausta. Volví a llorar cuando con mucho trabajo había logrado abrir los ojos hinchados y tuve la certeza de no verte ya jamás despertar junto a mí. Lloré en la regadera como para refrescarme el llanto y como no logré parar ni para maquillarme, descubrí que ni el mejor rímel contra agua funciona cuando una se ha empeñado tanto en llorar. Y qué bueno… con el trabajo que cuesta.

Hay que tener mucha habilidad para llorar y manejar un auto, por ejemplo; para caminar en tacones por un empedrado cuando alcanzas a ver apenas la mitad del camino con los ojos inundados. Se requiere práctica para escoger verduras, picarlas sin cercenarte un dedo y cocinarlas evitando que al caer las lágrimas sobre el sartén, brinquen demasiado para que no te quemes. Rebané muchas cebollas para confundirme el cerebro y pensar que lloraba por algo más que por tí. Lloré demasiado. Lloré como nunca antes (como espero que nunca después) porque era imposible hacer algo más; sin saber a bien el momento en el que había empezado, si iba a poder terminar algún día o si patéticamente me iba a morir una noche que broncoaspirara todas mis lágrimas y literalmente me ahogara en mi tristeza.

No es que antes no hubiera sufrido por amor, pero con toda verdad, tanto llorar me era desconocido. Estoy tentada a pensar que quizá solito mi cuerpo decidió llorar así para agotar todas las posibilidades, momentos y lugares de hacerlo por tí; para quitarle la novedad, volverlo trivial y cotidiano. Para dejar de sufrir y, eventualmente, para ya no poder volverte a llorar jamás. Tengo que creerlo así porque de otro modo sólo hay cabida a que sea cierta la desolación, el tropiezo constante con la felicidad que no voy a tener y tu recuerdo. Y así no se puede vivir.