25 February 2010

"Todo lo que nos sucede, todo lo que hablamos o nos es relatado, cuanto vemos con nuestros propios ojos o sale de nuestra lengua o entra por nuestros oídos, todo aquello a lo que asistimos (y de lo cual, por tanto, somos algo responsables), ha de tener un destinatario fuera de nosotros mismos y a ese destinatario lo vamos seleccionando en función de lo que acontece o nos dicen o bien decimos nosotros mismos. Cada cosa deberá contarse a alguien -no siempre el mismo, no necesariamente-, y cada cosa va poniéndose aparte, como quien ojea y aparta y va adjudicando futuros regalos una tarde de compras. Todo debe ser contado al menos una vez, aunque, como había determinado Reynolds con su autoridad literaria, deba ser contado según los tiempos. O lo que es lo mismo, en el momento justo y a veces nunca más si ese momento justo no se supo reconocer o se dejó pasar deliberadamente.

Ese momento se presenta a veces (las mas) de manera inmediata, inequívoca y apremiante, pero muchas otras veces se presenta sólo confusamente y al cabo de lustros o decenios, como sucede con los mayores secretos. Pero ningún secreto puede ni debe ser guardado siempre para todo el mundo, sino que está obligado a encontrar al menos un destinatario una vez en la vida. Una vez en la vida de ese secreto.

Por eso algunas personas reaparecen.

Por eso nos condenamos siempre por lo que decimos. O por lo que nos dicen."



- Javier Marías

22 February 2010

"No son las palabras lo que importa. Tampoco las acciones. Uno dice "buenos días", "cómo estás", "da lo mismo", "te quiero", "perdóname" y, después de todo, no significa nada. Uno hace tal o cual cosa y eso resulta como decir "no sé lo que hago". Por principio de cuentas, los otros interpretan palabras y acciones a su manera, como quieren o pueden entenderlas. Lo que importa, al fin y al cabo, son las consecuencias. Está la realidad y uno tiene la obligación de calificar lo que ha dicho o lo que ha hecho. Obligación de aceptar, de asumir, de no engañarse. Lo que importa son las sorpresas que uno se lleva, después."

- Juan Vicente Melo

09 February 2010

Extrañamientos

En español decimos extrañar, como si habláramos de algo que nos es extraño, raro, y no lo alcanzamos a comprender quizá porque está ya lejos y ha cambiado en su forma o en su esencia al punto en el que se volvió extranjero: está fuera del mundo que nos es cotidiano, y se echa de menos o se echa en falta, con una afortunada imagen en la que nos podría alguien aventar en la cara el hueco que falta de un todo. De nuestro todo.

Las traducciones, que nunca son exactas, lo escribirían como miss, en inglés, aunque la palabra más bien describa algo que simplemente se ha perdido. Lo que se falló en percibir y se ignoró; un evento al que no se asistió, el tren que no se pudo tomar, algo que nomás no fué experimentado.

Se habla en portugués de saudade, ni siquiera como un verbo que cualquier persona podría realizar, sino como un ente que hay que sentir porque hasta en su misma calidad gramatical no nos pertenece, está fuera de nosotros y llega en algún momento, en cualquier momento, y conjuga la nostalgia, el anhelo, la añoranza, la esperanza (para las que, evidentemente, en español tenemos palabras específicas que no solemos juntar porque no parece emocional ni semánticamente aceptable).

Los conceptos de las palabras, aunque pudieran traducirse, son muy diferentes en estos idiomas y por lo tanto lo serán las sensaciones que describen y que sentirán las personas que los hablen. Yo no podré mas que extrañar, aunque entienda lo que significa I miss you o sentir saudades; y con ciertas licencias literarias podré extrañar los eventos a los que no asistí, las cosas que no experimenté, los trenes que no pude tomar porque seguramente llegué tarde, todo lo que se ha perdido; y podré hacerlo con esa nostalgia, anhelo y sentimiento raro, feliz y triste, que describen las saudades que por ahí se sienten.

Podría decir que extraño ese guacamole suyo que no probé, que extraño su departamento nuevo en el que no he puesto un pie, que añoro los momentos que justo ahora no estamos pasando juntos y los que ya nunca vamos a tener.

Podría.

Pero las licencias poéticas normalmente no me juegan a favor, así que mejor no decirlo, al fin que en español ni siquiera tiene sentido.

05 February 2010

Invitación al vómito

Cúbrete el rostro
y llora.
Vomita.
¡Si!
Vomita,
largos trozos de vidrio,
amargos alfileres,
turbios gritos de espanto,
vocablos carcomidos;
sobre esta nauseabunda iniquidad sin cauce,
y esta castrada y fétida sumisión cultivada
en flatulentos caldos de terror y de ayuno.
Cúbrete el rostro
y llora...
pero no te contengas.
Vomita.
¡Si!
Vomita,
ante esta paranoica estupidez macabra,
sobre este delirante cretinismo estentóreo
y esta senil orgía de egoísmo prostático:
lacios coágulos de asco,
macerada impotencia,
rancios jugos de hastío,
trozos de amarga espera...
horas entrecortadas por relinchos de angustia.

- Oliverio Girondo

02 February 2010

“Es decepcionante, ¿No? -se burló Wolf- ¿Tienes miedo de que me sienta decepcionado cuando haya olvidado todo? Es preferible sentirse decepcionado a seguir esperando en el vacío.”

- Boris Vian.