Volteé mentalmente a ver mi lista de pendientes. Tenía como un millón. Los alcancé a matar uno por uno antes de la hora de salida el viernes, y calculé todo para todavía llegar a tomar el tren ligero en Guadalajara antes de las 10 de la noche, pero me fallaron los cálculos y tuve finalmente que tomar un taxi. Estaba cansadísima. Y permanecí cansadísima hasta ayer. Guadalajara es la ciudad más cansada del mundo. He dicho.
En Guadalajara hay:
- Fiestas raras con gente haciendo equilibrios en sus cabezas todo el tiempo
- Limas con ginebra
- Bazares que son como Disneylandia de las cosas retro (pero millones de veces más barato)
- Micheladas non-stop durante tres días, hasta que uno casi no puede respirar por tanto líquido en el estómago
- Chicos guapos a diestra y siniestra
- Tejuinos
- Casas increíbles y fiestas con gente usando sombreros de plástico
8. Sección Amarilla con anuncios de jóvenes alcohólicos y drogadictos, por si los necesitas para una fiesta, supongo.
10. Agencias de investigaciones (estilo Sherlock Holmes) con nombre de golpe internetesco
11. Cow parade en la pared (se me habían ocurrido muchos juegos de palabras aquí, pero todos eran suficientemente tontos como para no quererlos poner)
Y cansancio. Mucho, mucho, mucho cansancio en un fin de semana más que excelente.